España ha sufrido muchas crisis. Algunas más duras y otras más prolongadas. Hay varios libros que relatan estas crisis en la historia de España.
La primera es la peste negra y la depresión medieval. Provocó una pérdida de la población hundiendo la producción agraria y el consumo, la actividad industrial y el comercio.
Luego nos adentramos en el duro siglo XVII español.
La Guerra de los Treinta Años, de 1618 a 1648, hizo tambalear la economía de toda Europa. Pero el caso español se agravó, además de por varias epidemias que socavaron las bases demográficas, por la política que los Austrias aplicaron. Algunas estimaciones apuntan a que durante el reinado de Felipe II se llegó a acumular deuda por valor del 60% del PIB español a finales del XVI, un porcentaje que seguiría creciendo durante décadas.
La primera es la peste negra y la depresión medieval. Provocó una pérdida de la población hundiendo la producción agraria y el consumo, la actividad industrial y el comercio.
Luego nos adentramos en el duro siglo XVII español.
La Guerra de los Treinta Años, de 1618 a 1648, hizo tambalear la economía de toda Europa. Pero el caso español se agravó, además de por varias epidemias que socavaron las bases demográficas, por la política que los Austrias aplicaron. Algunas estimaciones apuntan a que durante el reinado de Felipe II se llegó a acumular deuda por valor del 60% del PIB español a finales del XVI, un porcentaje que seguiría creciendo durante décadas.
La quiebra del antiguo régimen. El siglo XIX español arrancó con dos crisis sucesivas de muy diferente carácter. La primera, de 1803 a 1805, fue una crisis aún de corte feudal, motivada por las malas cosechas y las epidemias. La segunda, de 1808 a 1814, fue consecuencia de la Guerra de la Independencia y se convirtió en la puntilla para las instituciones del Antiguo Régimen. La guerra provocó un grave problema para las haciendas públicas, que en muchos casos no pudieron afrontar los compromisos de deuda adquiridos para financiarla.
El siglo XXI y la nueva depresión.
La entrada en la CEE abrió una etapa de crecimiento que duró dos décadas. De 1985 a 2007 España vivió una edad de oro de expansión casi ininterrumpida; con la única excepción de la crisis de 1992-1993, una crisis corta y que el Gobierno solventó con un plan de estabilización al uso y las tradicionales devaluaciones de la peseta. La que estalló en 2007 y se arrastra hasta hoy (sin pistas certeras de cuándo terminará) se trata de la primera crisis que enfrenta España como una economía realmente abierta al exterior y un sistema financiero liberalizado y homologable a los de otras naciones desarrolladas. Y el resultado está siendo una de las depresiones más profundas de nuestra historia.
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