España ha sufrido muchas crisis. Algunas más duras y otras más prolongadas. Hay varios libros que relatan estas crisis en la historia de España. La primera es la peste negra y la depresión medieval. Provocó una pérdida de la población hundiendo la producción agraria y el consumo, la actividad industrial y el comercio. Luego nos adentramos en el duro siglo XVII español. La Guerra de los Treinta Años, de 1618 a 1648, hizo tambalear la economía de toda Europa. Pero el caso español se agravó, además de por varias epidemias que socavaron las bases demográficas, por la política que los Austrias aplicaron. Algunas estimaciones apuntan a que durante el reinado de Felipe II se llegó a acumular deuda por valor del 60% del PIB español a finales del XVI, un porcentaje que seguiría creciendo durante décadas. La quiebra del antiguo régimen. El siglo XIX español arrancó con dos crisis sucesivas de muy diferente carácter. La primera, de 1803 a 1805, fue una crisis aún de corte feud
En la historia se han producido dos grandes oleadas migratorias; la primera oleada, coincide con la primera globalización (1820-1914) y la segunda coincide con la segunda globalización (1950- actualidad). El 60% de las personas que emigraron llegaron a EEUU. En muchos países comenzaron a apoyar y atraer a los inmigrantes. Alrededor de 1900, lo normal era que los inmigrantes ocuparan trabajos de baja cualificación. A partir de 1960, la tasa de migración se redujo. En la actualidad la experiencia actual se parece a la del siglo XIX. La única diferencia es que Europa era el continente emisor y ahora es más bien el continente receptor de personas. Actualmente los países con más inmigrantes son, en orden; EEUU, Alemania, Rusia, Arabia Saudita, Reino Unido, Emiratos Árabes Unidos, Canadá, Francia, Australia y España. La llegada de inmigrantes por un lado tiene efectos positivos como el pago de impuestos o la necesidad de aumentar la producción, pero por otro lado