El deseo de independencia de Cataluña viene desde hace tiempo atrás. Nos remontamos a la época de Felipe V, después de la victoria en la guerra de Sucesión por la corona española. Felipe V estableció un Estado Centralizado donde se abolieron los fueros, leyes y privilegios de la corona de Aragón con los Decretos de Nueva Planta. En este momento de la historia, comenzó un sentimiento nacionalista que sigue hoy en día en muchos catalanes.
En 1830, comenzó el movimiento cultural basado en la recuperación de la lengua catalana, A este movimiento se le llamó la Renaixença.
Más tarde, nació la organización política llamado Centre Catalá que denunciaba la situación de la Restauración (turnismo pacífico y las trampas electorales) y demandaba únicamente la autonomía.
En 1891, Enric Prat de la Riba fundó la Unió Catalanista que también demandaba la autonomía. Al año siguiente, este partido aprobó Las Bases de Manresa, las cuales reclaman una serie de competencias entre el estado español y la autonomía catalana.
Diez años después, nace la Lliga Regionalista la cual defendía la autonomía y los intereses económicos de los industriales (una política comercial proteccionista).
Como hemos podido observar que hasta 1891, los partido políticos únicamente demandaban autonomía y ciertos beneficios.
Todo esto cambio con los gobiernos de Aznar y Felipe González los cuales concedieron múltiples beneficios a las comunidades autónomas nacionalistas, como fue la educación, para evitar levantamientos. Durante sus gobiernos no afectó esos beneficios, pero a día de hoy, ha causado un gran problema. En mi opinión, la educación en Cataluña ha adiestrado a todos los adolescentes catalanes al odio hacia España y esto ha conllevado un sentimiento dentro de ellos que ni siquiera la salida de miles de empresas, la bajada del turismo, la puesta en vigor del artículo 155 de la Constitución Española... ha frenado a los independentistas.
Pienso que el Gobierno Central debe poner una solución a este problema de la educación con la centralización del Estado, como hizo Felipe V, y con el tiempo, este sentimiento irá desapareciendo.
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